3.10.2006

“La pelota no rueda”


En fin... El fútbol aquí es distinto: Messi es “hispanoargentino”, Guillermo Franco “mexicano”, Alfredo Distéfano “español”, Pernía aquí “es alegre” y tal vez juegue un Mundial cuando en Argentina era “triste” y fue relegado por Menotti...
Con mucha cautela, Pipi aceptó el convite: disfrutar de un domingo de fútbol en el estadio de Getafe.
¿El resultado importa, bilardistas? Los azulones vencieron a Betis por 1 a 0 en apasionante partido (si la A por delante de pasionante significa “falto de”).
Con este humilde y sorprendido espectador caminando tranquilo por entre la hinchada rival, el partido transcurrió muy relajado, cuando de pronto ocurrió lo inevitable: la violencia, ese terrible flagelo que se extiende cual plaga por nuestro adorado deporte (como los lugares comunes por este párrafo), dijo “presente”.
“Bué, violencia” dijeron dos argentos en la tribuna sin quitar las manos de sus bolsillos por el frío... Sí señores! VI-O-LEN-CIA! Dos plateístas exaltados, (“drogados e inmigrantes”, acotaría una persona que extraña los buenos tiempos del combo “los parchís+bigotes uniformados”) decidieron resolver su intercambio de opiniones a puñetazo limpio. ¿Cuál era el tema de disputa? No tengo ni puñetera idea. Vale, continuemos. Algo más curtido, Pipi no se amilanó [aquí no existe la milanesa] y se concentró en el juego.
Sin embargo, una voz como de ultratumba que acariciaba las gélidas gradas le recordó que la camaleónica violencia adopta distintas formas. Cuando el señor árbitro o alguno de los jugadores rivales se equivocaba, adoptaba un nuevo disfraz, el de la “violencia verbal" al son del hiriente grito: “toooon-to, toooon-to, toooon-to...”.
Por qué no imitar a la gente de Cádiz, que –cuenta la leyenda- se acerca al estadio con un solo cántico: “hemos veniiido a emborracharnos/el resultado/nos da igual...”
En fin...

No hay comentarios: