"Muerte accidental, McLingsley". El detective John McLingsley escuchaba al forense mientras recorría visualmente la habitación del hotel. Era la escena del crimen y quería analizar el lugar antes de la invasión de asistentes, guardias civiles y toda esa chusma que suele rodear a un cadáver recién nacido.
- "¿Qué sabemos de la víctima?" Preguntó.
- "¿Víctima? No, ha sido un accidente" Le respondió el médico forense. "No sabemos mucho de él, era un hombre muy reservado, no se le conocen amistades... Y no hemos hallado ninguna documentación".
McLingsley resopló, se asomó por la ventana (la habitación era interior; el paisaje, claustrofóbico) y -ya alejándose, sin mirar atrás- replicó: "Podrá ser un accidente, pero no digas que no es una víctima".
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R.I.P.
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Pocos se acercaron al servicio fúnebre: Pipi fue encontrado sin vida en la habitación de un hotel. Su lacónica lápida tiene la siguiente inscripción:
"Que en Josécepaz Descanse"
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(Esto ha sido todo amigos, hasta acá ha llegado este Blog) JLL
